Estimados celestinistas,
En la novela inacabada de Luis Martín-Santos "Tiempo de destrucción", el
protagonista va a estudiar a Salamanca. En la descripción de la ciudad en
un monólogo interior/fluir de conciencia muy típico del autor, se utiliza la
expresión "celestinerandas proclivaciones" en un contexto que no entiendo.
"Celestinerandas" es evidentemente un neologismo latinizante al que
Martín-Santos es muy aficionado, un gerundivo de "celestinerar", supongo que
una variante del más frecuente "celestinear". Lo mismo respecto a
"proclivaciones", una variante de "proclividad", o sea, tendencias. Lo que
no entiendo es la pregunta que le precede en el texto:
"¿Qué es lo que aquí sustituyó a las cicatrices en la cara y a la
cerveza en el Rottenochsen?"
Las cicatrices en la cara es claramente de La Celestina, pero lo de la
cerveza en el Rottenochsen se me escapa. Quizá alguien que conozca la vida
estudiantil más reciente de Salamanca tenga alguna sugerencia.
Aquí está el texto en cuestión, sacado de la págian 99 de la edición de Seix
Barral, 1975
TEXTO
La ciudad gira como una rueda de carro, rueda masculina, rueda femenina.
Movimiento continuo iniciado hace cinco siglos. Redondo movimiento temporal
que no conduce a ninguna parte. Se están mirando como tontos-tontas. Están
contentos como tontos-tontas. No saben nada de lo que es existir
universitariamente. ¿Dónde están los recuerdos de lo que fue? ¿Qué es lo que
aquí sustituyó a las cicatrices en la cara y a la cerveza en el
Rottenochsen? Aventuras de .capa y espada. Celestinerandas proclivaciones
"¿Qué haces? ¿Te afeitas? ¿Por qué te afeitas tan tarde?" "Porque me sale de
los huevos, mamón". Ahí está, hecho un botarate, afeitándose como si le
importara ir hasta la rueda y girar. "Te espero". "Bien, mamón". La
bohardilla permite ver un ángulo de la plaza y desde aquí, por el ángulo,
giran, se les ve siempre hacia adelante con un movimiento circular que es la
imagen de lo infinito. "Tú sabes en qué siglo se empezó a dar vueltas en la
plaza? " "En la tarde del día siguiente a su inauguración". Vino un rey
Felipe no sé cuántos. No, quizá no fue un Felipe. La puso a girar. Le dio
fuerza con la diestra mano regidora de imperios. Como a la peonza de un
chico pequeño, y sigue por los siglos de los siglos. "Mamón". ¿Por qué
mamón? Tú también mamas, aunque estés ahora afeitándote por la tarde, con tu
costumbre de estudiante vago, que no se acerca a las aulas más que sin
afeitar y escucha a los profesores enclenques, auxiliares, vestidos de
negro, solemnes, que explican y se van tan contentos porque habían aprendido
bien la lección. El cuarto abohardillado está helado. Hace frío aquí.....
(fin de la página)
Enrique Fernández
Dept. of French, Spanish and Italian
University of Manitoba
Winnipeg, Canada R3T 2N2
Enrique_Fernandez(a)umanitoba.ca